"Y después dices que no te debo nada"
Te debo sentir todos estos momentos,
tu compañia,
a la mujer siempre soñada,
te debo soñar despierto,
mil palabras nunca habladas,
escribir lineas jamas pensadas,
te debo volver a vivir,
salir de lo más oscuro
y de caminos que no van a ningún sitio,
te debo mi sangre y mi alma,
mil besos de amor,
dos mil abrazos de pasión,
te debo mis sentimientos,
te debo suspirar,
te debo mi respeto,
te debo tantas cosas
y no tengo nada
sólo corazón,
pasión,
y estas palabras.
Patxi-Co
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OCTUBRE
Llegados a esta altura de equilibrios,
se impone conceder un argumento
implacable, tenaz, lleno de hormigas,
tantas como días ocurren
en filas por tu espalda.
Apareces encumbrada y fatal, casi estupenda,
dispuesta a derramar vitriolo
por mis huesos y tatuarlos con pez
y repartirlos entre el pueblo,
culpables de ser míos, como todos los martes
zurcidos con nostalgia
nevada y bolchevique.
Y son tantas las banderas
y tantos son los muertos recorriendo
el calendario nupcial
que afirmamos valientes;
y son los octubres tan rojos
y tan fuertes nosotros, acerados,
remachados con besos,
invencibles.
Ignacio Fajardo.
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La Ciudad y El Laberinto
La ciudad y el laberinto son la misma cosa,
Imagen especular de un deforme destino.
Caterva de gente sola y presurosa
Donde arrastro mis pasos siendo el mismo.
El espejo y tus dos ojos son la misma cosa,
Lo que ves es lo que tienes dentro, que es continuo.
Eterno malabar descrito en prosa,
Que nadie olvida después de haber nacido.
Perdido en una multitud cerrada,
Mi ley son mis pasos perdidos,
Y mi recuerdo ya no es nada.
Novecientas mil personas solas,
Un millón ochocientos mil espejos
Reproduciendo horriblemente un laberinto.
Erick Conde.
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"Hemos tenido suerte",
sentenció la otra loca
y en silencio
yo
le hice los coros.
Mayte Sánchez Sempere.
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REALIDAD
Hay muchas veces
que me miro al espejo
y me veo incapaz
de ver a esa anciana
que dicen los papeles.
Solo veo una faz
con alguna arruga
que el tiempo
se encargó de dibujar,
un cuerpo como un barril...
... me gustaría de cerveza...
y unos sentimientos que quieren volar
y escaparse de este marco
al que llaman cuerpo
y que no lo identifica como tal.
PIlar Martín.
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Sin epitafio para la ingenuidad
Yo, que conservo en la memoria
el cuaderno de ruta
de todas y cada una de mis canas,
que por máscara de ojos
llevo las mil batallas que he librado,
y cicatrices en la carne
que no por ensayadas duelen menos.
Tengo espectros con labios maquillados
durmiendo apretujados en mi vientre,
y, entre los dedos, humo de unos sueños
que hicieron la maleta.
Yo, que puse zapatos de tacón
a mis octubres hace tanto,
sigo sin encontrar un epitafio
para mi ingenuidad.
ANA CLAVERO.
lunes, 28 de diciembre de 2009
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Me cuesta horrores leer poesia en la red.
ResponderEliminarLeo poca, se lo dije a José, en casa -En momentos que yo llamo apropiados- y sin nda que me distraiga.
He realizado un recorrido por aqui y he disfrutado,
Dos perlas:
"Yo, que puse zapatos de tacón a mis octubres hace tanto, sigo sin encontrar un epitafio para mi ingenuidad."
"y, entre los dedos, humo de unos sueños que hicieron la maleta."
De este ultimo poema, el que me ha decido a comentar, Aqui en soledad.
Quizá alguna frase se le escape a algunos de mis protas (soy un especialista en todo tipo de robos).
¡Ah! y me gusta gustarle, que se le va a hacer.
¡Le llega y no me contesta!
ResponderEliminarAqui, escondidos.
Yo que queria aprovecharme de usted y su dia tonto.